

que otras rosáceas, ya están en flor, y atraen a multitud de insectos.
De la Vega©

En este caso se trata de Bombus ruderatus. De la Vega©
Y otra especie, esta vez alimentándose de la flor del endrino.
Se trata de un escarabajo, Oxythyrea funesta.
Y otra especie, esta vez alimentándose de la flor del endrino.
Se trata de un escarabajo, Oxythyrea funesta.
Antiguamente fue una importante laguna de agua dulce, pero a lo largo de la historia este territorio ha primado su potencial productor al medioambiental. Esto hizo que fuesen numerosas las intervenciones para desecar la mayor parte del terreno posible, a fin de hacerlo cultivable. En otras zonas existían amplios pastos, donde antaño se alimentaba el ganado.
La laguna del Cañizar sería en su origen una cuenca endorreica que recogía las aguas del "río Cella", así como de otras ramblas y barrancos. Con los sucesivos drenajes, este amplio territorio se convirtió en parte de la cuenca del río Jiloca, llevando toda el agua por una red de canales y acequias hacia el norte y dándole salida, superando las elevaciones de Singra, hacia Monreal del Campo.
Pero el paso del tiempo ha ido dejando las cosas en su sitio. En épocas lluviosas, la laguna del Cañizar recupera en parte su extensión y anega terrenos de cultivo. Esto, unido a la creciente importancia del agua y los humedales, ha hecho cambiar de estrategia: recuperar la antigua laguna es ahora el objetivo. La restauración ecológica de la laguna del Cañizar es un ambicioso proyecto en el que está trabajando la Confederación Hidrográfica del Ebro, con el consenso de los municipios de Villarquemado y Cella, así como de la Junta General de Aguas del río Cella y la Acequia del Cañizar. Con estas actuaciones se convertirá en la laguna de agua dulce más extensa de la Cuenca del Ebro, con un gran potencial ornitológico, paisajístico y ambiental. La zona inundable será de hasta 350 has., con 50 has. más de prados húmedos y pastizales.
Collalba gris. De la Vega©
Desde el pico de Santa Cruz (1.423 m.) la vista es espectacular. El valle del Jiloca, el Campo Romanos, montes de Calatayud, Moncayo, y sobre todo, cuenca de Gallocanta. La laguna de Guialguerrero es como un charco rodeada de sembrados. Y el ibérico paleozoico bajo nuestros pies y de noroeste a sureste.
En Sierra Menera el invierno también se resiste. Cielos azules y rodeno, esa piedra rojiza que en esta zona lo impregna todo. Paisajes sinuosos, rotundos. Como el aljibe de Rodenas, otras viejas construcciones de rojo pedernal se levantan y conjugan a la perfección con su entorno. Un equilibrio de colores, formas, arte y un estilo de vida a caballo entre el Jiloca y Albarracín.
VoluntaRíos.